viernes, 3 de julio de 2009

Prácticas del lenguaje - 2do 5ta (8vo 5ta)-turno tarde

TEXTO: “El hombre invisible”

1- Leer el cuento
2- Explicar quiénes son Juan Turnbull Angus y Laura Hope.
3- Relatar la historia que Laura le cuenta a Angus.
4- Mencionar qué personaje arriba a la confitería y qué hecho confiesa.
4.1-Indicar qué sucede posteriormente con él.
5-Señalar quién resuelve el enigma.
5.1-Narrar su explicación del caso.
6-Determinar la posición del narrador. Ejemplificar.
7-A partir del final dado por el autor del cuento, narrar el paseo del Padre Brown con el asesino y reproducir el diálogo entre ambos.


TEXTO: “Juan Muraña”
1- Completar las líneas punteadas, siguiendo las indicaciones en cuanto a la cantidad de reglones a escribir en cada caso. (Lograr que el texto mantenga el sentido).


TEXTO: “Levemente hacia atrás”

1-Leer el cuento.
1.1- Resolver las consignas de la página 49 del libro “Logonautas”.
2-Leer las características del cuento de terror (Pág. 50)
3-Realizar las actividades 2 y 3 de la página 53 del libro “Logonautas”.
4-Realizar la actividad 2 de la página 58 del libro “Logonautas”.


*Consultas e inquietudes: martes y jueves de 16hs a 20hs en
flacabielza@hotmail.comJUAN MURAÑA

Durante años he repetido que me he criado en Palermo. Se trata, ahora lo sé, de un mero alarde literario; el hecho es que me crié del otro lado de una larga verja de lanzas, en una casa con jardín y con la biblioteca de mi padre y de mis abuelos. Palermo del cuchillo y de la guitarra andaba (me aseguran) por las esquinas; en 1930, consagré un estudio a Carriego, nuestro vecino cantor y exaltador de los arrabales. El azar me enfrentó, poco después, con Emilio Trapani. Yo iba a Morón; Trápani, que estaba junto a la ventanilla, me llamó por mi nombre. Tardé en reconocerlo; habían pasado tantos años desde que compartimos el mismo banco en una escuela de la calle Thames. Roberto Godel lo recordará.
Nunca nos tuvimos afecto. El tiempo nos había distanciado y también la recíproca indiferencia. Me había enseñado, ahora me acuerdo, los rudimentos del lunfardo de entonces. Entablamos una de esas conversaciones triviales que se empeñan en la busca de hechos inútiles y que nos revelan el deceso de un condiscípulo que ya no es más que un nombre. ……………………………………….
-………………………………………………………………………………………….(3 renglones)
Me miró con una suerte de santo horror.
-Me he documentado-le contesté.
…………………………………………………………………………………..(1 renglón)
-Documentado es la palabra. A mí los documentos no me hacen falta; yo conozco a esa gente.
………………………………………………………………………………………(1 renglón)
-…………………………………………………………………………………….(1 renglón)
De los cuchilleros que hubo en Palermo hacia el noventa y tantos el más mentado era Muraña. Trápani continuó:
-Florentino, mi tía, era su mujer. La historia puede interesarte.
Algunos énfasis de tipo retórico y algunas frases largas me hicieron sospechar que no era la primera vez que la refería.
-“A mi madre siempre le disgustó que su hermana uniera su vida a la de Juan Muraña, que para ella era un desalmado y para Tía Florentina un hombre de acción. Sobre la suerte de mi tío corrieron muchos cuentos. ………………………..........................................(4 renglones)
Mi madre, que nunca lo sufrió a su cuñado, no me explicó la cosa.
Yo era muy chico y no guardo memoria de él.
Por el tiempo del Centenario, vivíamos en el pasaje Russell, en una casa larga y angosta. La puerta del fondo, que siempre estaba cerrada con llave, daba a San Salvador. En la pieza del altillo vivía mi tía, ya entrada en años y algo rara. Flaca y huesuda, era, o me parecía, muy alta y gastaba pocas palabras. Le tenía miedo al aire, no salía nunca, no quería que entráramos en su cuarto y más de una vez la pesqué robando y escondiendo comida. En el barrio decían que la muerte, o la desaparición, de Muraña la había trastornado. La recuerdo siempre de negro. Había dado en el hábito de hablar sola.
La casa era de propiedad de un tal señor Luchessi, patrón de una barbería en Barracas. Mi madre, que era costurera de cargazón, andaba en la mala. Sin que yo las entendiera del todo, oía palabras sigilosas: oficial de justicia, lanzamiento, desalojo por falta de pago. Mi madre estaba de lo más afligida; mi tía repetía obstinadamente: Juan no va a consentir que el gringo nos eche.
Recordaba el caso-que sabíamos de memoria-de un surero insolente que se había permitido poner en duda el coraje de su marido. ……………………………………………………………(2 renglones).No sé si la historia es verdad; lo que importa ahora es el hecho de que haya sido referida y creída.
Yo me veía durmiendo en los huecos de la calle Serrano o pidiendo limosna o con una canasta de duraznos. Me tentaba lo último, que me libraría de ir a la escuela.
No sé cuanto duró esa zozobra. Una vez, tu finado padre nos dijo que no se puede medir el tiempo por días, como el dinero por centavos o pesos, porque los pesos son iguales y cada día es distinto y tal vez cada hora. No comprendí muy bien lo que decía, pero me quedó grabada la frase.
Una de esas noches tuve un sueño que acabó en pesadilla. Soñé con mi tío Juan. …………………………………………………………………………………(2 renglones). íbamos hacia el sur, entre grandes canteras y maleza, pero esas canteras y esa maleza eran también la calle Thames. En el sueño el sol estaba alto. Tío Juan iba trajeado de negro. Se paró ceca de una especie de andamio, en un desfiladero. Tenía la mano bajo el saco, a la altura del corazón, no como quien está por sacar un arma, sino como escondiéndola. Con una voz muy triste me dijo: ……………………………………………………………………………(2 renglones)
Al otro día mi madre me mandó que fuera con ella a lo de Luchessi. ………………………………………………………………………………(3 renglones). Yo no había estado nunca en Barracas; me pareció que había más gente, más tráfico y menos terrenos baldíos. Desde la esquina vimos vigilantes y una aglomeración frente al número que buscábamos. Un vecino repetía de grupo en grupo que hacia las tres de la mañana lo habían despertado unos golpes; oyó la puerta que se abría y alguien que entraba…………………………………………………………………………………(2 renglones). Lo habían cosido a puñaladas. El hombre vivía solo; la justicia no dio nunca con el culpable. No habían robado nada. Alguno recordó que, últimamente, el finado casi había perdido la vista. Con voz autoritaria dijo otro: “Le había llegado la hora”. El dictamen y el tono me impresionaron; con los años pude observar que cada vez que alguien se muere no falta un sentencioso para hacer ese mismo descubrimiento.
Los del velorio nos convidaron con café y yo tomé una taza.
En el cajón había una figura de cera en lugar del muerto. …………………………………………………………………………………..(2 renglones)Me quedé como fascinado, mirándolo. Mi madre tuvo que tirarme del brazo.
Durante meses no se habló de otra cosa. Los crímenes eran raros entonces; pensá en lo mucho que dio que hablar el asunto del Melena, del Campana y del Silletero. La única persona en Buenos Aires a quien no se le movió un pelo fue Tía Florentina.
Repetía con la insistencia de la vejez:
-………………………………………………………………………………. (1 renglón)
Un día llovió a cántaros. Como yo no podía ir a la escuela, me puse a curiosear por la casa. Subí al altillo…………………………………………………………………….( 2 renglones). La pieza olía a humedad. En un rincón estaba la cama de fierro, con el rosario en uno de los barrotes; en otro una petaca de madera para guardar la ropa. En una de las paredes blanqueadas había una estampa de la Virgen del Carmen. Sobre la mesita de luz estaba el candelero.
Sin levantar los ojos mi tía me dijo:
-………………………………………………………………………………………….( 2 renglones)
-¿Juan?-atiné a decir-.Juan murió hace más de diez años.
-Juan está aquí-me dijo-. ¿Querés verlo?
………………………………………………………………………………….(1 renglón)
Siguió hablando con suavidad:
-………………………………………………………………………………………( 2 renglones)
Fue sólo entonces que entendí. …………………………………………………….. (7 renglones)
Nunca sabré si le confió la historia a mi madre. Falleció poco antes del desalojo.”
Hasta aquí el relato de Trápani, con el cual no he vuelto a encontrarme. En la historia de esa mujer que se quedó sola y que confunde a su hombre, a su tigre, con esa cosa cruel que le ha dejado, el arma de sus hechos, creo entrever un símbolo o muchos símbolos. Juan Muraña fue un hombre que pisó mis calles familiares, que supo lo que saben los hombres, que conoció el sabor de la muerte y ……………………………………………………………..( 2 renglones)

Jorge Luis Borges

Para realizar las consignas con el cuento "Levemente hacia atrás", hay que sacar las fotocopias del texto en Compucenter.

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